PRINCIPIOS Y VALORES FUNDAMENTALES
El Apostolado de la Salud de la Familia de Corde Jesu, sustenta su acción en cuatro principios y valores fundamentales:
– Compasión
– Caridad
– Prudencia
– Servicio
Las dos primeras, compasión y servicio, están fundamentadas bíblicamente en la parábola del Buen Samaritano[1], que indica la relación que todo cristiano debe tener con el prójimo que sufre, cualquiera que éste sea.
El buen samaritano no pasa de largo con indiferencia, sino que se dispone a ayudarle, no por curiosidad, sino por una determinada disposición interior del corazón, que lo hace sensible al sufrimiento ajeno, que se conmueve y se compadece ante la desventura del prójimo, como muestra de nuestro amor hacia el que sufre.
Sin embargo el buen samaritano pasa de la compasión al servicio, a la ayuda eficaz, dándose a sí mismo, punto clave para la plenitud humana, poniendo los medios necesarios, hasta los materiales, en la medida de lo posible para aliviar al otro. No he venido a ser servido, sino a servir, dice Ntro. Señor Jesucristo (Mt. 20)
Por ello Tomás de Aquino define a la compasión asemejándola a la misericordia siguiendo a San Agustín: (…) la misericordia es la compasión, que experimenta nuestro corazón por las miserias ajenas, y que nos compele a socorrerla, si podemos. Se llama misericordia, porque uno tiene el corazón afligido (cor miserum) por la miseria de otro. [2]
Para la Familia de Corde Jesu, la compasión, consiste en sufrir y padecer con el enfermo, viendo en él a Cristo doliente, así como también el deseo de aliviar el dolor y quitar la causa del sufrimiento e infortunio del paciente y sus familiares.
“Sufrirá con mucha paciencia las molestias de los pobres enfermos, tratándolos con mucha dulzura y suavidad y rogando a Dios por ellos”.[3]
Por caridad en la familia de Corde Jesu, se entiende un amor reparador y misericordioso, al modo de Nuestro Señor Jesucristo, que vino a salvar al hombre que sufre y se manifiesta a través de la entrega, el sacrificio y el servicio hacia el enfermo y sus familiares, para satisfacer, en la medida de lo posible, sus necesidades espirituales, corporales, materiales, psicológicas, etc., haciendo de la vida diaria una continua expiación y reparación.[4]
“En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”
(Mt 25,40)
La prudencia es otra de las virtudes que caracterizan el servicio de la Pastoral de la Salud de la Familia de Corde Jesu, y consiste en atender espiritual y corporalmente al enfermo con mesura y equilibrio sin ocasionarle molestias, pero animándolo a confiar en Dios, al dolor y arrepentimiento sincero de sus pecados.[5]